Ha sido muy triste conocer el deceso del eminente investigador Dr. Guillermo Whittembury ocurrido súbitamente en su país natal.
Nacido en Perú es ampliamente conocido dentro y fuera del país. Graduado en la Universidad Cayetano Heredia en Lima en 1955, hizo Post-grado de Biofísica en la Universidad de Harvard entre 1957-1960. Contrajo nupcias con su esposa venezolana Dorothy y desde entonces se radicaron en nuestro país. Ingresó al Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) como investigador desde 1962, siendo nombrado Emérito desde 1982. Debo mencionar que el Dr. Whittembury se mantuvo como investigador activo. Fue profesor no solo en el IVIC, sino también en la Universidad Central de Venezuela (UCV), de la Universidad Mayor de San Marcos (UNMSM) y la Universidad Pontificia Cayetano Heredia (UPCH), ambas del Perú. Fellow de Churchill College en Cambridge (Inglatera). Tiene más de 170 trabajos publicados en las mejores revistas del mundo en Biofísica, Fisiología, Nefrología, Trasplante Renal, entre otras. Descubridor del mecanismo denominado “bomba de sodio II”, fuente de energía para la bomba de sodio, investigación de enorme importancia reconocida mundialmente. En el Laboratorio de Fisiología Renal del IVIC, por más de 50 años, en unión de otros colegas ha formado numerosas generaciones de investigadores jóvenes que se han diseminado dentro y fuera del país.
Tuve una estrecha colaboración con el Dr. Whittembury entre 1971 y 1974 cuando trabajaba en la Unidad de Diálisis y Trasplante del Hospital Universitario de Caracas. Aunque mi formación básica fue en Cardiología y trabajaba como cardiólogo de esa Unidad, quise asistir al Laboratorio de Guillermo en el IVIC atraído por la extraordinaria calidad de sus publicaciones.
Conversábamos de diversos tópicos tanto en fisiología como de aspectos clínicos. En una de estas conversaciones le comenté el procedimiento por el cual se preservaban los riñones para trasplante tanto en el Hospital Universitario de Caracas como en Maracaibo e internacionalmente. Se sorprendió enormemente al enterarse de que los riñones obtenidos eran enfriados antes de colocarlos en el receptor con una simple solución fisiológica de Cloruro de sodio al 0.9% a 4°C. Numerosos trabajos previos de Whittembury y otros había demostrado que el enfriamiento de los tejidos provocaba una parálisis de la bomba de sodio/potasio, necesaria para el mantenimiento de la membrana celular. Normalmente en el interior de las células el líquido contiene mucho más potasio que sodio, al contrario del líquido extracelular. Por gradiente, el sodio intenta penetrar al interior de la célula a través de la membrana, pero un mecanismo activo energético excluye el sodio desde el interior de la célula y lo intercambia por potasio. El uso de una solución rica en sodio por consiguiente produce un edema intracelular del riñón a ser trasplantado, afectando notablemente su funcionamiento ulterior. El Dr. Whittembury diseñó una solución rica en potasio y pobre en sodio acorde con sus investigaciones previas, lo que permitía disminuir el efecto nocivo del enfriamiento al paralizarse el transporte iónico. El “edema” intracelular sería menor al preservarse una concentración iónica cercana a la normal. El resultado obtenido fue un funcionamiento mucho mejor del riñón trasplantado.
Este trabajo efectuado en riñones caninos fue publicado en Trasplantation en 1973. Tuvo un impacto internacional, que contribuyo a preservar las composiciones de los líquidos de preservación por varios investigadores. Llegó a ser conocida internacionalmente como “The South American Solution” para la preservación del riñón.
Recientemente la Federación Internacional de Biofísicos e hizo un homenaje público en 2016.
Esta experiencia indica como la combinación de ciencia básica puede tener enormes repercusiones con implicaciones clínicas, traducidas luego en un mejor manejo de nuestros enfermos.
Sus alumnos en Biofísica, Biología y todo el personal del IVIC están en duelo ante la pérdida de este peruano que se sintió más venezolano que muchos de estas tierras. Será recordado por su génerosidad amabilidad y cortesía, y tras de su gran humildad ocultaba la trascendencia de sus enormes descubrimientos en la ciencia más pura. Paz a sus restos.
Harry Acquatella
Individuo de Numero de la
Academia Nacional de Medicina